Bélgica hace historia dorada en el peor Mundial de España
Después de haber perdido las tres grandes finales en las que había participado desde su gran eclosión en el panorama internacional en 2012 la selección masculina de Bélgica, los Red Lions, lograron su primer gran título, el Mundial. El equipo del neozelandés Shane McLeod realizó un torneo impecable, con un gran trabajo defensivo y mucha efectividad en contraataques y penaltis córner, que le permitió alzarse, por fin, con un gran título internacional.
Este primer título de Bélgica -también el primer campeonato mundial logrado por cualquier selección belga en deportes de equipo- contrasta claramente con el fracaso de la selección española, unos Redsticks que finalizaron decimoterceros, sin poder superar la fase de grupos, en su peor participación histórica en un Mundial.
Pese a la sorpresa que puede suponer para muchos la victoria de Bélgica en el Mundial -la sexta selección que lo consigue, tras Pakistan, los Países Bajos, Alemania, Australia y la India- los Red Lions llegaban con el aura de equipo claramente aspirante al título.
Vigentes subcampeones continentales y olímpicos, no obstante, los belgas sufrieron un grave contratiempo al principio del torneo, con la baja de dos de sus hombres más importantes: Manu Stockbroekx y John-John Dohmen. Pero sus sustitutos rindieron desde el minuto uno, gracias en parte a una buena planificación que permitió una rápida incorporación de los sustitutos al equipo.
Camino impoluto hacia la final
En su primer partido, que dio inicio curiosamente al torneo, vencieron a un fuerte Canadá por 2-1, sufriendo algo más de lo previsto ante un rival preparado que a punto estuvo de dar la sorpresa y empatar. El segundo partido del grupo C fue el más esperado de la primera fase, con el duelo ante India que acabó en empate a dos goles, el único partido junto con la final que los Red Lions no lograron ganar. En el último partido de grupos, goleada a Sudáfrica por 5-1 con los deberes ya hechos y sin mucha esperanza de remontar la diferencia goleadora con India que tenía el primer puesto de grupo casi asegurado.
Una vez superada la fase de grupos y rodados los jugadores en el sintético del espectacular Kalinga Stadium los de McLeod arrancaron el modo apisonadora para avanzar eliminatoria a eliminatoria. En octavos no dieron opciones a un flojo y añorado Pakistan (5-0), con la mente ya pensando en el partido de cuartos de final contra Alemania.
Los Honamas estaban siendo la selección más fuerte del torneo, con goleada a los Países Bajos incluida en fase de grupos, y apuntaban como grandes favoritos por lo visto hasta el momento. Además, los germanos tenían ganas de lograr un título en un estadio donde un año antes, por motivos extradeportivos, no lograron el objetivo soñado aunque protagonizaron una de las historias más increíbles de los últimos años.
Los alemanes empezaron bien el partido, adelantándose en el marcador antes del final del primer cuarto, con un gol de Dieter Linnekogel. Pero al volver del corto descanso Alex Hendrickx, el gran especialista de los Red Lions en este torneo, empató de penalti córner. Era el cuarto partido consecutivo con gol de este arrastrador, que marcaría también en semifinales y acabaría el torneo con siete tantos, máximo goleador empatado con el polivalente australiano Blake Govers. El partido mantuvo las tablas hasta los últimos diez minutos, cuando un gol de la estrella Tom Boon decantó la balanza para los Red Lions.
Fin de semana impecable de los nuevos reyes
Bélgica afrontaba el fin de semana sin ninguna presión: ya había superado el mejor resultado de la historia de su selección en un Mundial, ya que nunca antes habían logrado las semifinales. En su último intento, hace cuatro años en La Haya, Inglaterra les apeó de la lucha por el título en la última jornada de la fase de grupos, en un partido espectacular de los británicos. Se volvían a encontrar cuatro años más tarde ambos equipos en un Mundial, precisamente en semifinales, un partido que sirvió como revancha a los Red Lions.
Una revancha más que dolorosa, con una victoria por 6 a 0 ante una Inglaterra incapaz siquiera de inquietar un poco la portería de Vanasch. Los ingleses, que venían de eliminar a los campeones olímpicos Argentina en un espléndido partido de cuartos de final, chocaron ante el muro defensivo de unos Red Lions que pegaban zarpazos en los contraataques.
En el otro partido de semifinales, Australia y los Países Bajos reeditaban la final de hace cuatro años. Entonces los Kookaburras humillaron a los Oranje en su casa, con un amplísimo 6-1 en la mayor goleada de la historia de las finales. Esta vez la historia fue otra. Los neerlandeses lograron adelantarse y ponerse 2-0, mientras los oceánicos no conseguían anotar en la portería de un Pirmin Blaak inspiradísimo que se erigió en salvador de su equipo, muy superado sobre el sintético pero no en el marcador. No obstante, los australianos marcaron y jugaron los últimos minutos sin portero, con once jugadores de campo, buscando generar superioridades que permitieran empatar y mandar el partido a shoot-outs. Así fue, con el momento más mágico del torneo.
Leaving Bhubaneswar with some great memories. But this one from #AusNed SF tops them all.
— Mihir Vasavda (@mihirsv) December 17, 2018
Last 30 secs of a #WorldCup semifinal; long, high ball played across field;plucked out of air by @eddieockenden; counter&a goal.
Stuff that makes #hockey a great, great sport (?️@FOXSports) pic.twitter.com/YhvYaLCclR
Pese a la épica del empate, Blaak no dejó que su equipo cayera y los neerlandeses se impusieron en los fatídicos shoot-out, clasificándose para su segunda final consecutiva y con el objetivo de un oro que se les escapa desde 1998.
Si en el anterior Mundial se vio la mayor goleada de la historia de las finales, en este se vivió el primer empate sin goles en una final mundialista. Pese al resultado, el partido tuvo grandes ocasiones y emoción por parte de ambos equipos, con alternativas en los ataques y grandes actuaciones individuales.
En los shootouts, aunque Países Bajos llegó a estar dos goles por delante (de Herzberger y de Geus), Bélgica empató marcando el tercero y el cuarto (van Aubel y Wegnez). En el quinto lanzamiento van Dam falló para Países Bajos y de Sloover tuvo en su stick hacer campeona del mundo a Bélgica. Aunque marcó, y el árbitro dio el gol, Blaak pidió vídeo árbitro para reclamar una falta del atacante. Se concedió, y se pasó a la muerte súbita para desempatar una final que los jugadores belgas ya celebraban.
Cambio de orden en los lanzamientos de desempate, turno otra vez de van Aubel que no se dejó intimidar por las circunstancias y anotó. Todo quedaba entre Herzberger y Vanasch. El delantero neerlandés entró al área, recortó hacia su izquierda pero la bola se le fue larga y desequilibró el tiro, alto, muy alto, por encima de la portería. Bélgica campeona. Unos campeones que fueron recibidos como héroes en su país ayer martes.
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España, fair play y mucho por reflexionar
Tras la final, en la entrega de premios, se anunció el premio al Fair Play, al equipo que había recibido menos targetas del campeonato. Subió Fred Soyez, seleccionador español, a recogerlo. Diez días después de la eliminación de España en fase de grupos, su peor resultado histórico.
Los Redsticks empezaron el campeonato contra Argentina, en un partido que según todas las entrevistas previas tenían marcado como el más importante del grupo, pese a ser contra el a priori rival más duro y con más opciones a ser líder de grupo. Pese al buen partido de los españoles, la efectividad de Argentina con Peillat en el penalti córner fue clave.
En el segundo partido, contra Francia, España estuvo a punto de perder casi todas las opciones de pasar de grupos. Pese a que los franceses eran, por ranking, el equipo más flojo de la competición, venían de una gran preparación con resultados de mérito (como una victoria contra Inglaterra) y un equipo que era, básicamente, el que consiguió la plata en el Mundial Sub21 de 2013. Francia se adelantó en el primer cuarto, y pese al dominio español una muy mala efectividad no permitió marcar más que un gol del empate. En los últimos minutos Francia dispuso de un penalti stroke, pero Quico Cortès lo pudo atajar.
En la última jornada de la fase de grupos los Redsticks tenían suficiente con la victoria ante Nueva Zelanda. Pese a ponerse con un 2-0 favorable, no supieron mantener el resultado y los kiwis empataron el partido en los últimos minutos. Este empate, combinado con la victoria francesa ante una Argentina que ya no se jugaba nada, dejaba a la selección fuera de las eliminatorias. Además, España cae un puesto en el ranking internacional y es novena, a la espera de que empiecen a sumar puntos por la participación en la Hockey Pro League a partir de enero.