España despierta de su sueño mundialista
Lo tenían a tocar, y fallaron. La selección española femenina llegaba al Mundial de hockey como uno de los tapados, con el objetivo de superar la fase de grupos y, a partir de allí, luchar cada partido para llegar lo más arriba posible. Perder encajando seis contra Argentina no ayudó a la imagen de una selección en que pocos de los presentes en Londres creíamos. La victoria contra Sudáfrica, lógica ante un rival a priori más débil. Y en el último partido de grupos unos malos dos minutos dieron la razón a los que decían que esta selección no iba a llegar lejos. Nada más lejos de la realidad.
Siendo una selección que dominó a rivales más duros cuando estuvo al cien por cien sobre el campo, las Redsticks plantaron cara a Bélgica, uno de sus más clásicos rivales en las competiciones recientes. Y allí no fallaron: firmaron 60 minutos muy seguros, con la portería a cero. Y allí los shootouts sonrieron a las españolas. Allí sí.
«En cuartos, contra Alemania, se acaba la historia» era de lo más escuchado antes del partido de las Redsticks ante Die Danas. Como si toda la prensa presente en el Lee Valley, formada en gran parte por ingleses, neerlandeses, argentinos e irlandeses, no hubiera visto la igualdad del partido de fase de grupos, salvo en los dos minutos fatídicos. Cierto es que Alemania partía como favorita ante España. Pero las Redsticks demostraron con lucha y una concentración extraordinaria durante los 60 minutos que tenían por qué luchar. Al descanso, los comentarios ya habían cambiado. «Oye, Jordi, que parece que tenías razón. Igual dáis la sorpresa». La dieron, vaya si la dieron. El gol de Carmen Cano a pocos minutos del final nos puso a todos los que hemos venido a apoyar a esta selección que lleva cinco años espectaculares de crecimiento una sonrisa imborrable en la boca.
Imborrable hasta hoy. El rival, Irlanda. Solo en partidos oficiales -tanto en competición como amistosos- habían jugado 28 encuentros desde 2013. Desde que empezó casi en paralelo el cambio y la transformación de ambos equipos, que han trabajado juntos en stages en muchas ocasiones. Ya lo dijo Graham Shaw, que el partido de hoy y que uno de esos dos equipos llegara a la final era «un cuento de hadas».
En la mente antes del partido las palabras de Adrian Lock hace cinco años, precisamente en Londres. España quedó última de una Round 3 de la Hockey World League, y quedó apeada del Mundial de La Haya 2014. No sólo fue mal el resultado: también el juego y la imagen, con un equipo lejos de todos sus rivales, especialmente en el plano físico. Entonces Adrian avisó de que cambiaba el rumbo: preparación física exhaustiva, relevo de jugadoras para dar paso a las más jóvenes y cambio de estilo a uno más agresivo, ofensivo, jugando a presionar. Adaptando esta selección, con los pocos recursos de que disponía -y de qué dispone, comparando con las grandes- al profesionalismo de las grandes campeonas.
Con ese juego, y con un gran equipo de 18 jugadoras -más las que no han llegado hasta aquí, pero que también han estado en el equipo estos años- España se ha plantado en una semifinal por segunda vez en su historia. Irlanda, no obstante, no ha jugado con 18. En las gradas del Lee Valley, 8.000 seguidores de la Green Machine, según cálculos de la federación irlandesa de hockey. Las verdes jugaban en casa, y con todo el país de su lado: tras sus buenos resultados en fase de grupos y la presión de su federación, la cadena pública RTE compró los derechos y emitió el partido de cuartos, el de hoy de semifinales y emitirá mañana la final. La Green Machine es un fenómeno nacional, que ha enganchado su país a un deporte completamente amateur y un equipo histórico en su nación.
Con el empuje de todo su público, tras el Ireland’s Call las de Graham Shaw han salido muy enchufadas, sin la posesión pero llegando con peligro en todos sus intentos. En el primero, penalti córner y gol de Anna O’Flanagan, la estrella de las verdes. Su desvío, sin oposición, ha entrado por debajo de la portera.
España aún no había entrado en el partido e Irlanda ya se había adelantado. Hasta los últimos minutos del primer cuarto no ha llegado España al área, sin llegar a incomodar a McFerran. Los primeros disparos han sido de Carola Salvatella: el primero un desvío que ha salido fuera y el segundo, ya en el segundo cuarto, entre las piernas al estar bien defendida, pero fuera.
Las delanteras españolas no encontraban espacios para generar ni disparar en el área, y buscaban provocar el penalti córner, sin éxito. En cambio, las irlandesas han llegado a generar cinco en todo el partido, la mayoría de ellos debidos a una falta de concentración que España no acusaba desde la fase de grupos, impropia de lo que las ha llevado hasta aquí.
En la segunda mitad España ha despertado y ha dado un paso adelante. Esto les ha permitido empatar el partido, con un gol de Alicia Magaz que ha recibido un buen pase desde banda derecha y ha rematado desde punto de stroke, batiendo a McFerran. Las Redsticks estaban asediando la portería irlandesas, pero sin conseguir el gol que diera la victoria. La mejora de las de Lock ha sido clara en la segunda mitad, y transmitían mucha seguridad en defensa. Incluso parecían no agobiarse cuando se han quedado con 10 en los últimos minutos, y han concedido algunas ocasiones sin trascendencia.
Al final, empate y shootouts. Como contra Bélgica. También muy igualados. Pero con un resultado completamente distinto. Ha empezado Irlanda con gol de Pinder, para España ha fallado Begoña García. En la segunda ronda han fallado ambas, Anna O’Flanagan y Bea Pérez. En la tercera España ha empatado, con un gol de Georgina Oliva y el fallo de Roisin Upton. En la cuarta ronda han vuelto a ser protagonistas las porteras, con los fallos de Alison Meeke y Carlota Petchamé. Irlanda ha puesto la presión a Lola Riera, cuando Chloe Watkins ha marcado el quinto, pero la valeciana ha repetido la hazaña de la final de 2016 marcando de vaselina. Se llegaba así a la muerte súbita, en que tiraba primero España. Georgina Oliva ha fallado su tiro, y Gillian Pinder ha vuelto a marcar.
Tras el partido, los llantos eran la tónica entre las jugadoras. Mientras el público y las jugadoras irlandesas celebraban haber hecho historia para su país, las de Adrian Lock caían sobre el césped del Lee Valley después de haber despertado, de golpe, de un sueño que se transmitió a todos los seguidores españoles de este deporte. Un duro golpe que ha golpeado al corazón de estas jugadoras y de quien escribe estas líneas, del que tocará recuperarse rápido: mañana a las 15 horas (hora peninsular española) las Redsticks se jugarán el bronce ante Australia, que también ha perdido en los shootouts su semifinal, ante los Países Bajos. Una oportunidad única para una de las mejores generaciones de la historia de este deporte en nuestro país para conseguir la primera medalla mundialista.